¿Te has hecho daño? Tienes un esguince. ¿Te has hecho mucho daño? Te has roto un hueso.
Continuamos esta serie de entradas dónde la dejamos:
Fractura Ósea: Si se aplica más presión sobre un hueso de la que puede soportar, éste se partirá o se romperá. Una ruptura de cualquier tamaño se denomina fractura.
Ah, el fantástico mundo de las roturas óseas. Casi todo el mundo sabe que romperse un hueso es algo malo, pero hay poca consciencia colectiva de que también es peligroso. Y no sólo por quedarte en bragas delante de un tigre dientes de sable dispuesto a merendarte, sino por las consecuencias, a menudo fatales, que existen durante la recuperación.
Al igual que los esguinces, hay roturas de distintos tipos en función del tejido que afecten. Sin embargo, a diferencia de los esguinces, su gravedad y peligrosidad aumenta exponencialmente en función de varios factores.
Los peligros principales son la formación de trombos en la sangre por la liberación de materia al torrente sanguíneo, las infecciones, las malas soldaduras, la formación de necrosis por mala irrigación y la existencia de heridas internas u órganos afectados que pasen indetectados. Cuanto mayor sea el hueso fracturado, peor es el pronóstico, con especial atención a los huesos largos de brazos y piernas, especialmente el fémur.
En los juegos que lo contemplan, las roturas tardaban un poco más en curar que los esguinces, pero nada que una poción o un hechizo convenientemente apañado no pudiera resolver en, pongamos, una semana. En la vida real, y en el mejor de los casos, se tarda un mínimo de tres meses en estar plenamente operativo (un mes inmovilizado, otro de rehabilitación y otro de refuerzo) pero lo normal es estar entre 6 y 9 meses antes de poder continuar con la vida deportiva normal de un bárbaro de las llanuras.
Una clasificación rápida pero totalmente válida (sobre todo en triaje de emergencia) puede ser la siguiente:
La mejor que te puede suceder. El hueso se ha roto, pero no se ha movido, por lo que los tejidos circundantes han sido poco afectados. Tiene los mismos peligros asociados pero son menos frecuentes que en las otras fracturas, cura más rápido e incluso se puede salir adelante sin asistencia médica, aunque no es recomendable. No impide la movilidad, aunque es muy dolorosa.
Probablemente la más común. El hueso se ha roto y el impacto lo ha movido. Eso ha hecho que se rompan los vasos sanguíneos que rodean al hueso y es probable que músculos y tendones también estén afectados. Es necesario recolocar el hueso en su sitio, probablemente mediante una operación quirúrgica de fijación. Es evidente a simple vista por la situación extraña de la zona afectada, impide la movilidad y es extremadamente dolorosa.
El peor escenario posible. El hueso se ha roto y ha lacerado la piel. Normalmente está astillado en uno o más trozos y puede afectar a grandes vasos sanguíneos como la arteria humeral o femoral, lo que facilita el desangramiento. La operación quirúrgica es complicada y necesaria, hay muchos tejidos afectados y las posibilidades de infección se disparan. La recuperación es muy lenta y dolorosa. Impide la movilidad en grado sumo y no son infrecuentes los desmayos por el dolor.
Mi experiencia personal se limita a una fractura de peroné del primer tipo. Tuve mucha suerte y además de salir por mi propio pie del campo de Blood Bowl donde me sucedió, fui
VEREDICTO: Grave o Muy Grave
Actuación: Penalizador alto (-5 en D20, - 25 en D100)
Curación: Lenta (4-6 meses, asistencia obligatoria)
No hay comentarios:
Publicar un comentario