El Oso Sanguinario aún no se ha estrenado en el campo de batalla, pero le espera un futuro portentoso.
Llegó a mis manos procedente de una limpieza de peluches varios en casa, y la verdad es que tiene pinta de mala leche, aunque es un poco grande para el tamaño habitual.
Me estoy pensando si ponerlo como “monstruo de final de fase” o elaborar un sistema religioso alrededor de él.
me inclino por el sistema religioso, en el que los secuaces sean los ositos de haribo.
ResponderEliminarno funcionaria, ya me los he comido.
ResponderEliminarbueno pues los osos amorosos, que no veas el miedo que meten
ResponderEliminarNunca logramos jugar con el sistema de gominolas...
ResponderEliminarEn ese caso, tampoco probéis con Nachos o patatas fritas... no hay enemigo pequeño.
ResponderEliminar