Los quiero mucho. Los limpio si se ensucian, me preocupo si se pierden, los beso siempre que puedo y los acuno todas las noches. Estoy hablando, por supuesto, del desafío de hoy:
¿Cuál es dado favorito?
Y no puedo responder a esa pregunta, porque elegir a uno significa rechazar a los demás, y no me puedo permitir eso. Hay unos cuantos elegidos, los que viajan en la bolsita de cuero marrón, suficientes para jugar a cualquier juego pero no bastantes para ser prestados. Han viajado miles de millas conmigo durante casi 10 años y puedo decir que, aunque a veces haya estado a punto, jamás he perdido ninguno de los que formaron el primer set que me compré.
Editado: Desde que lei lo del Triacontaedro rómbico, estoy casi convencido que, de existir, un Icositetraedro pentagonal podria ganarse mi corazón
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Y Dios agarró barro húmedo y lo moldeó, y le añadió apéndices a imagen y semejanza de sus soldados de plomo y le insufló vida y dijo: ¡Tú eres el hombre! Y el hombre fue. Y Dios vió que esto era bueno.
Y el diablo, que pasaba por allí, inventó los poliedros de plástico y se los dió al hombre, tentándole con el vicio del rol y el azar de los dados.