Soylent Green: Verdad tras el mito

Para los que no sepáis de que estoy hablando, Cuando el destino nos alcance, (título original en inglés: Soylent Green) es una película norteamericana de ciencia ficción producida en 1973 y dirigida por Richard Fleischer. Está basada en la novela de Harry Harrison de 1966 titulada ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! (Make Room! Make Room!).

Una gran película que terminé de ver hace poco. Y hay algo que me chirría mucho en la trama.

¡AVISO! A PARTIR DE AQUÍ, SPOILERS A MANSALVA DE LA PELÍCULA.

Si sigues leyendo, es bajo tu responsabilidad...

La empresa Soylent fabrica el alimento sintético básico para la gran mayoría de la población de un mundo superpoblado (Nueva York tiene 40.000.000 de habitantes...), el Soylent rojo y el Soylent Amarillo, y acaba de salir al mercado el Soylent Green, que por el mismo precio te da más nutrientes y bla, bla, bla...

El caso es que la empresa dice que está hecho de plancton cuando en realidad está hecho de los cadáveres recogidos en el suicidatorio municipal, ya que el plancton se está agotando porque los mares se están secando.

Pues bien, lo que a mí me chirría es esto:

Pirámide alimentaria.

Salvando el hecho de que arriba están los zombies, lo que viene a decirnos la pirámide es que en cada escalón se pierde energía, por lo que es imposible que un ser de un escalón sobreviva con la misma cantidad de energía que el ser del escalón anterior, aunque su gasto energético sea el mismo.

Para entenderlo mejor, digamos que un kilo de trigo hace la fotosintésis. Digamos que absorbe "un kilo de energía básica", pero ese trigo al utilizar la energía para crecer, respirar y todas esas cosas del ciclo de la vida... pierde energía mayoritariamente en forma de calor. Así que cuando ahora llegamos y nos comemos el kilo de trigo, estamos obteniendo menos energía que "ese kilo de energía base" porque el trigo ha gastado parte, así que digamos que necesitamos un kilo y medio de trigo para conseguir nosotros nuestro "kilo de energía base".

Hasta ahí es fácil, pero si en vez de comernos directamente el trigo, somos vegetarianos de segunda boca y nos comemos un filete de vaca, la cosa se complica un poco. La vaca necesita un kilo y medio de trigo para conseguir su "kilo de energía base" y nosotros necesitarimos un kilo y medio de vaca para conseguir nuestro "kilo de energía base", que equivaldría a 2 kilos y 250 gramos de trigo que se hubiera comido la vaca, ya que debido a las pérdidas de energía durante el proceso necesitamos más energía "bruta" para el mismo rendimiento total.

Bueno, más o menos.

Con esto se explica que la mayor parte de los carnívoros finales en la cadena trófica sean más pequeños que sus predecesores en los escalones, ya que así se "ahorra" energía al tener menos masa que formar, menos gastos... aunque hay excepciones, cada una con sus peculiaridades, que no vamos a tratar ahora.

¿Veís? El zorro es más pequeño que los bichos del
escalón inferior, pobre ganado sin cerebro.

Alguno estará pensando ¿y lo del pez grande se come al chico no es cierto? Pues si lo es, pero eso es poeque en el mar hay se da una hecho curioso, que supongo habrá permitido la vida tal y como la conocemos: El escalón de las plantas es más pequeño que el de los consumidores primarios (leáse pececillos). ¿Cómo puede ser esto? Porqué las algas son más nutritivas que las plantas leñosas (casi nadie puede extraer energía de la madera), se reproducen muy, muy rápido (si las dejarámos en paz duplicarían su peso cada día) y porque el placton animal zampa mucho (con lo que hace que el escalón sea pequeño...)

Bien, esto es lo que nos dice la empresa Soylent que hace con el placton, ¿no? Pues no, porque al hacer pastillas concentradas de humano y dárselas a otros humanos, en realidad un escalón se está comiendo a sí mismo, sin renovación de alimentos por nngún otro lado. Esto quire decir que para generar un kilo de humano "nuevo" necesitariamos un kilo y un poco de humano "viejo". Si no hay otra fuente de alimentos, ¡la humanidad se devoraría a sí misma! ¡literalmente! Aunque por otro lado, se acabarían los problemas de superpoblación...

Y recuerda, al comer Soylent Green estás ayudando a salvar el planeta.