Un par de rufianes de buena catadura:
(..)Era gente cuajada, militar, sin duda. En la treintena larga. El que había hablado era bajo y fornido, con acento gallego. Llevaba guantes de precio, y la ropa, aunque cortada sobria, parecía buen paño. El otro era alto y escurrido, de aire melancólico. Los dos lucían mostachos en caras muy bien rasuradas, y calaban chapeos con plumas.
Corsarios de Levante, Arturo Pérez-Reverte
1 comentario:
tios duros de pelar, la verdad. me aprece que mis jugadores se van a partir los dientes contra alguno como estos próximamente
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